martes, 8 de abril de 2014

Virgin Money London Marathon 2014

Cinco días quedan para mi primer maratón internacional. Cinco días para plasmar el duro trabajo realizado junto a mis guías Anvi y David. Cinco días para volver a sentir lo que supone una competición internacional.

Hemos puesto mucha ilusión en la preparación de este maratón, han sido muchos los sacrificios que hemos hecho, muchos entrenamientos imposibles, con ciclogenesis incluidas, entrenamientos durísimos y con bastantes problemas añadidos, que aunque tratamos de evitar, siempre aparecen: virus, dolencias y otros menesteres que intentamos dejar atrás y que no aparezcan el día D a la hora H.

Para mis guías es su primera competición internacional. Están muy fuertes y creo que van a vivir una de las experiencias más bonitas de sus carreras deportivas. Por mi parte, daré todo lo que tengo y un poquito más. Cada día he ido asimilando todo el trabajo y ahora es el momento de plasmarlo en la carrera. Es mi segundo maratón y, poco a poco, voy haciéndome a la distancia. Aunque aún me queda mucho por mejorar, vamos en la línea correcta.

Pero el maratón es una prueba en la que además hay que tener suerte y que ese día las cosas te salgan. Todo el trabajo debe salir en un día y tiene que ser ese exactamente.

Vamos a Londres con la intención de disfrutar, de competir y de hacer una buena carrera. La lista de participantes no es muy larga pero si espectacular, me refiero a mi categoría. Tienen todos unas marcas tremendas y la mía es de las últimas, así pues se trata de mejorar la marca y subir todo lo posible en el ranking internacional.

Estoy muy contento porque me voy a encontrar a antiguos rivales que ya conozco y con los que competí en su día. A algunos de ellos los conocí en mi primer Campeonato de Europa en otras distancias y ahora me los encuentro en esta. Ya en su día hablamos de pasarnos con el tiempo a la distancia mítica del maratón. Ellos ya llevan un tiempo y me sacan ventaja, yo decidí estirar todo lo posible en las distancias anteriores para ahora dar el salto con la madurez atlética que debía adquirir.

Vamos pues a una cita en la que ya estoy empezando a saborear el gusto por la competición. Es una sensación muy especial, sensación que ya no tenía y que ahora vuelvo a encontrarme. Es algo parecido a cuando después de la Noche de Reyes, un niño se levanta corriendo y va al Árbol o al Belén a por sus regalos y a ver que le han traído los reyes. Espero que entendáis con este ejemplo como estoy… Si me vieseis comprobaríais la sonrisa que tengo en la cara.

¡Vamos a por ello!