jueves, 8 de septiembre de 2011

El espíritu del vino

Así empieza una de las muchas canciones del famoso grupo Héroes del Silencio. He escogido esta entrada precisamente para hablar de eso: de los HÉROES EN SILENCIO, de mis héroes, en los que me fijo a diario. Son los que, día a día, en silencio, trabajan y se superan sin hacer ruido, sin llamar la atención, si darse importancia, sin quejarse. Siempre con una sonrisa para todo aquel que se cruza con ellos en sus entrenamientos.

Se trata de la familia Rey. El padre entrena a un gran grupo de atletas y le da el nivel que tiene cada uno. Todos se sacrifican en su rutina diaria, cada uno dentro de sus posibilidades, pero con algo en común: lo dan todo, desde el que va a 2:35 hasta el que va a 4 pelao. Es una maravilla asistir a cualquiera de estos entrenamientos en la fantástica pista de Toledo y ver como salen a hacer series escalonadas todos.

Recuerdo, antes de acabar la pasada temporada, cómo el propio Julio Rey tiraba de los juniors calzándose las zapatillas de clavos y a un ritmo tal que eran incapaces de relevarlo. Menudo tres mil se marcaron. Yo estaba en la pista haciendo series con el gran Fernando Rey, eso sí más cortas, y ellos nos servían de referencia y de gran motivación. Un lujo ver a los dos hermanos Rey en tan magna labor: uno ayudando a los juiniors y otro de guía de un de un atleta ciego, ¡realmente espectacular! Yo no andaba muy bien anímicamente por esas fechas, pero amigos, el ejemplo de estas figuras hace que lo des todo en la pista. Otro gesto para añadir al espectacular currículum de Julio Rey es la increíble capacidad que tiene para nuevamente ponerse las zapatillas y pelear con cualquiera que tome la salida. Julio renace desde sus orígenes y yo lo tendría muy presente aún, si le respetan las lesiones.

Fernando Rey, mi guía, es todo pundonor y coraje. Mucho estoy aprendiendo de él y no sólo en términos de Atletismo, sí no en cómo afrontar las cosas cuando vienen mal dadas. Ahora, él está pasando un percance oftalmológico bastante serio y es admirable como lo lleva tanto en el hospital como ahora en su convalecencia. Siempre positivo, sigue animándome sonriente y de buen humor.

Otro gesto más que quiero destacar es el de Vanesa, la mujer de Julio Rey y Campeona de España de Media Maratón: se ha ofrecido varias veces para ayudarme en mis entrenos, pues Fernando debe guardar reposo absoluto.

Gracias Vanesa, de todo corazón Gracias Julio por demostrarme cómo hay que entrenar. Gracias Fernando por haber estado a mi lado en estos meses tan difíciles para mí y por soportar con paciencia mi bajo estado de ánimo, gracias por tu coraje y solidaridad. Gracias a Julio padre por el madrugón que se dio para llevarme a una carrera en Madrid, gracias por tus ánimos en los entrenos. Y gracias a todos los que cada día me encuentro en esa maravillosa pista de Toledo y hacen que saque fuerzas de dónde no hay.

Gracias a mi familia por su gran apoyo y por creer en mí.

Para terminar, quería escribir algo que haga entender un poco mi falta de noticias. He estado buscando ese espíritu necesario para afrontar este año Paralímpico. Mis fuerzas las cojo de estas fuentes que he descrito y de alguna más que no quiero olvidar: la fuerza de mi anterior guía, Juan Antonio Araujo y la inestimable ayuda de mi gran amiga Yolanda sin la que ya hubiese tirado la toalla hace tiempo.

Sólo una cosa más, aunque esté trabajando, entrenando y si puedo estudiando, merece la pena seguir luchando por la gente que cree en ti.